¿Y ahora qué?

martes, 28 de mayo de 2013

Que no os engañen.

Al igual que para reducir el hambre no hay que darles peces y pan, si no que hay que enseñarles a pescar y a cultivar; para reducir la pobreza no hay que darles dinero, hay que enseñarles a ganarse la vida.

 Sin embargo, parece que este concepto escapa a la vista de mucha gente que, queriendo ayudar y con toda la buena intención del mundo, creen que la solución es redistribuir la riqueza vía impuestos y que a alguien se le puede confiscar la mitad de lo que gana con su trabajo sin su consentimiento, hecho que solo le empobrece ya que podría ahorrarlo, invertirlo o reducir sus deudas.

 Y digo yo: ¿no será mejor solución dejar que se gane la vida sin machacarlo a impuestos? Porque en este país somos así, decimos: ¡vamos a subir los impuestos a las empresas! ¡Que son tan malvadas y que pagan tan pocos impuestos! Entonces suben los impuestos y acaban recayendo sobre el trabajador y sobre el consumidor, pues alguien tiene que pagarlos. Pero la cosa no acaba aquí, ya que decimos todo esto pensando en las grandes empresas que facturan miles de millones y tributan menos que un mileurista, a las cuales una pequeña subida de impuestos le supone relativamente poco; mientras olvidamos al pequeño empresario de la vuelta de la esquina que es al que le afecta directamente en su negocio.

Si a todo esto unimos el más que dudoso uso que se le dan a esos impuestos es cuanto menos para pensárselo. Vale que hay que pagar la sanidad, la educación, las infraestructuras y demás, pero que no nos estafen. Está claro que la intención NO es lo único que cuenta, ya que las buenas intenciones no valen para nada si las consecuencias de llevarlas a cabo empeoran la situación.

domingo, 31 de marzo de 2013

Por qué en España no hay una democracia real.


La democracia según Montesquieu se basa en la división e independencia de los Poderes del  Estado en tres órganos con tres funciones, representados en España por: las Cortes Generales, Congreso y Senado, que se encargan de hacer las leyes;  el Gobierno, que se encarga de poner las leyes en práctica y aquellos que juzgan a los que incumplan dichas leyes, los Jueces y los Tribunales, encabezados por el Consejo General del Poder Judicial. Hasta aquí la teoría.

El problema llega en la práctica. El Gobierno es elegido por sufragio por todos nosotros por medio de una democracia indirecta donde elegimos que partido gobierna.  En ese mismo sufragio también se eligen a los miembros del Congreso y el Senado, por lo que es lógico pensar que el partido que obtiene la mayoría para gobernar también la obtenga para legislar, quedando anulada  así su independencia.

Por último, el órgano de gobierno del Poder Judicial es el Consejo General del Poder Judicial. Los miembros de éste consejo son nombrados por el Congreso y el Senado, controlados a su vez por los partidos políticos de turno, perdiendo así su independencia.

Llegados a este punto hay que hacerse una pregunta: ¿de verdad existe una democracia en España?

domingo, 13 de enero de 2013

Listas abiertas.


  Vamos a ver si lo he entendido bien. Se supone que tú elijes quién prefieres que gobierne. Después, vas a votar y tienes que elegir  una de entre varias de listas de personas. 

  Es decir, cada partido puede poner a las personas que más le convengan en el puesto que quieran según los intereses del propio partido. Después, tú puedes elegir entre cada grupo de candidatos. Vamos, que te dejan elegir quién, pero te dicen entre quienes. Este sistema es el de las llamadas listas cerradas. Sabiendo esto se entiende el porqué, a pesar del paso de los años y de las cagadas de ciertos personajes del panorama político, siguen estando los mismos de siempre donde siempre.

  Hay alternativas, siempre las hay. Una de ellas es la de las llamadas listas abiertas. La diferencia es que de esta forma, a parte de poder votar a un partido en conjunto, también tienes la opción de votar a las personas, no a los partidos por completo. Es cierto que esto puede dar mucho poder a los líderes en detrimento de los partidos; pero de que aporta una mayor transparencia al sistema, mayor equidad y una mayor participación ciudadana no cabe la menor duda. Así, una persona puede ocupar un puesto de relativa importancia por tener sus propias opiniones, en vez de tener las del partido de turno.

  Podemos hacerlo por probar, total ¿qué es lo peor que puede pasar? ¿Que te gobierne una persona que no sabe ni hablar inglés?