¿Y ahora qué?

domingo, 13 de enero de 2013

Listas abiertas.


  Vamos a ver si lo he entendido bien. Se supone que tú elijes quién prefieres que gobierne. Después, vas a votar y tienes que elegir  una de entre varias de listas de personas. 

  Es decir, cada partido puede poner a las personas que más le convengan en el puesto que quieran según los intereses del propio partido. Después, tú puedes elegir entre cada grupo de candidatos. Vamos, que te dejan elegir quién, pero te dicen entre quienes. Este sistema es el de las llamadas listas cerradas. Sabiendo esto se entiende el porqué, a pesar del paso de los años y de las cagadas de ciertos personajes del panorama político, siguen estando los mismos de siempre donde siempre.

  Hay alternativas, siempre las hay. Una de ellas es la de las llamadas listas abiertas. La diferencia es que de esta forma, a parte de poder votar a un partido en conjunto, también tienes la opción de votar a las personas, no a los partidos por completo. Es cierto que esto puede dar mucho poder a los líderes en detrimento de los partidos; pero de que aporta una mayor transparencia al sistema, mayor equidad y una mayor participación ciudadana no cabe la menor duda. Así, una persona puede ocupar un puesto de relativa importancia por tener sus propias opiniones, en vez de tener las del partido de turno.

  Podemos hacerlo por probar, total ¿qué es lo peor que puede pasar? ¿Que te gobierne una persona que no sabe ni hablar inglés?

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